En qué creemos

1. DIOS:


Dios es uno (Deuteronomio 6: 4; Marcos 12: 29), en tres personas, El Padre, el Verbo y Espíritu Santo (Mateo 28: 19; 1 Juan 5: 8), pero un solo Dios en esencia inmutable. En unidad de propósito y trabajo en sí mismos (Génesis 1: 26; 11: 7):

a) EL PADRE:

Es Dios, Creador, de Él proceden todas las cosas (1 Corintios 8: 6), las cuales ha hecho por medio del Hijo (Colosenses 1: 16), que está en su seno (Juan 1: 18). Ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano (Juan 3: 35), es el Único que puede llevar hacia el Hijo (Juan 6: 44,65), a quien lleva a todos los que le oyeron y aprendieron de El (Juan 6: 45), con su autoridad fija los tiempos y las épocas (Hechos 1: 7), sentado en el trono de la Majestad en los cielos (Hebreos 8: 1), sólo Él sabe el día de la venida del Hijo del Hombre (Mateo 24: 36), quien permanece a su diestra mientras Él pone a sus enemigos por estrado de sus pies (Hechos 2: 34,35). Él envió al Espíritu Santo, su propia promesa (Juan 14: 16; Hechos 1: 4,5).

b) EL VERBO, EL HIJO, CRISTO, JESÚS:

Es Dios, Verbo encarnado (Juan 1: 14), y Unigénito en el seno del Padre (Juan 1: 1,18); una misma esencia con el Padre (Juan 10: 30), salió del Padre y vino al mundo (Juan 16: 28), Hijo de Dios y Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1: 29,34,36). En el inmenso amor del Padre, enviado al mundo, para dar vida a todo el que cree en El (Juan 3: 16). Nacido de mujer (Gálatas 4: 4), su concepción fue virginal en María, por el Espíritu Santo, es el Cristo, Jesús (Mateo 1: 16,18,22,25). Por medio de su Sangre derramada en la cruz, el Padre ha hecho la paz, para reconciliar todas las cosas consigo mismo, por medio de El, las que están en la tierra y las que están en los cielos (Colosenses 1: 19,20).
Resucitado por el Padre Dios (Hechos 2: 32,33) y declarado Hijo de Dios con poder (Romanos 1: 4). Dios lo ha exaltado hasta lo sumo y recibió de El, el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra (Filipenses 2: 9, 10). Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe, trascendió los cielos y se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad, como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, con poder para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos (Hebreos 3: 1; 4: 14; 7: 25; 8: 1,2).
Único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2: 5), abogado para con el Padre por los que se acercan a El, su Sangre sigue limpiando a los suyos (1 Juan 1: 7; 2: 1). Es merecedor de honra con el Padre (Juan 5: 23); puerta de las ovejas y buen pastor (Juan 10: 9,11), camino, verdad y vida, nadie va al Padre sino por El (Juan 14: 6). Fue al Padre a preparar morada (Juan 14: 3), luego vendrá a tomarnos, Él mismo ha testificado que viene pronto (Apocalipsis 22: 20). Sólo en Él hay salvación (Hechos 4:12).

c) EL ESPÍRITU SANTO:

Es Dios igual que el Padre y el Hijo (Mateo 28:19: Hechos 5:3,4), es Señor (2 Corintios 3: 17,18). El mundo no lo puede recibir, pero Él lo convencerá de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16: 7-11); dado a los hijos por el Padre ante el ruego del Hijo; Consolador y paracleto, vino y está para ayudar a los santos (Juan 14: 16,17), con gemidos indecibles en la oración, intercede por nosotros conforme a la voluntad de Dios (Romanos 8: 26,27). Maestro que enseñará todas las cosas y recordará todo lo dicho por Jesús (Juan 14: 26). Conduce a toda verdad, no habla por propia cuenta sino lo oído del Padre y el Hijo, al cual glorificará; y anunciará los eventos por venir (Juan 16: 13-15).
Prometido por el Padre (Hechos 1: 4), vino con poder sobre los santos en Pentecostés (Hechos 1: 8; 2: 1-4), hace del cuerpo de cada salvo su templo (1 Corintios 6: 19), solamente mediante Él se puede decir Señor a Jesús (1 Corintios 12: 3); según su voluntad reparte, imparte y obra en los dones espirituales y en los Ministerios (1 Corintios 12: 4-11). Sello de salvación en Cristo Jesús y garantía de la herencia eterna (2 Corintios 5: 1-5; Efesios 1: 13,14). Inspiró a los profetas para que hablaran de parte de Dios y obra en la predicación del evangelio, cosas que los ángeles anhelan mirar (1 Pedro 1: 12).

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